Nos encontramos en la imaginaria ciudad de Cantabreda, en el norte de España, junto a su ría hay una taberna regentada por una bellísima mujer –Marola- y su padre –Juan de Eguía-, quienes hacen creer a la gente que son matrimonio.
Juan de Eguía es, en realidad, un contrabandista que se dedica al tráfico de droga y tabaco y aprovechando que los marineros del lugar están prendados de Marola y envidiosos de él por creerla su esposa, pide a su hija que comprometa a Leandro, joven marinero, para que vaya a recoger un alijo de cocaína escondido en unas cuevas.
Marola no se atreve a pedírselo y Juan de Eguía compromete al marinero desvelando la realidad del parentesco y prometiéndole que le entregará a su hija si accede a retirar el fardo de cocaína. Por amor accede Leandro y Marola va con él, cuando una tormenta hace que la mar se los trague.
Los jóvenes pueden ser rescatados, y al conocerse la verdad, Juan de Eguía es detenido triunfando el amor en la pareja.